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Triana, curioso nombre. O al menos eso me pareció desde la primera vez que lo escuché. Y no cesé en mi empeño hasta que averigué de donde provenía.
Según la mitología, la diosa Astarté huyendo de la persecución amorosa de Hércules vino a refugiarse en la orilla occidental del Guadalquivir fundando Triana.
El mismo interés suscita para los investigadores el origen de su nombre. Tradicionalmente, se asoció a su pasado como colonia romana fundada por Trajano, el emperador romano nacido en Itálica, Trajana-Triana.
Según algunos autores, el nombre, provendría de una fórmula de compromiso entre los celtíberos y los romanos, Tri, tres del romano y Ana, río, de origen celtíbero, ya que por esa zona el río se dividía en tres. Esto es lo que sostiene Justino Matute Gavira en su obra Aparato para describir la historia de Triana y de su iglesia parroquial: "otros ciertamente más instruidos en materias etimológicas deducen su nombre de Trans amnem, expresión con que los latinos significaban lo que está más allá del río... y aún los árabes por esta misma circunstancia llamaban a Triana Ma-Wara-Fnahr, que vale tanto como allende el río: la transfluvial, aunque más comúnmente la decían Atrayana o Athriana..."
La importancia de este antiguo arrabal y guarda de la ciudad de Sevilla deriva de su posición junto al río Guadalquivir. Llave para las tierras de cereales, vid y olivo del Aljarafe, del camino real hacia Huelva, puerto comercial y última defensa de la ciudad antes de alcanzar sus murallas. No en vano el ejército de Fernando III el Santo hubo de atacar y destruir el castillo de Triana y su puente de barcas, que auxiliaban desde extramuros a la población sitiada en la conquista de 1248.
Su cercanía al río también tiene su lado negativo, ya que desde antiguo sufrió importantes inundaciones hasta que obras y remodelaciones del cauce del Guadalquivir en la segunda mitad del s. XX evitaron las crecidas. De estos sucesos tenemos constancia en crónicas, relatos orales, documentos gráficos e incluso en azulejos que señalan la altura a la que llegó el agua en determinadas calles. Fue tradicionalmente un barrio de marineros, obreros, alfareros e industriales, famosa por sus toreros, cantaores y bailaores de flamenco.
Contó desde tiempo inmemorial con una presencia significativa del pueblo Gitano o romaní, que se extendió hasta la expulsión de la Cava de los Gitanos por la presión inmobiliaria en los años 70.